martes, 4 de mayo de 2010

Escuchar a Dios



¿Se puede hablar con Dios? Claro que sí, rezar y cantarle es hablar a Dios. Pero para ello antes hay que escucharle.
Para escuchar a Dios primero hay que estar tranquilos y permanecer en silencio. Este silencio se encuentra en la iglesia, en la naturaleza, en tu propia habitación...
Dios nos habla, aunque no le veamos. Por ejemplo, nos habla en la Biblia, ¡¡ncluso en este Blog nos está hablando!
También se puede pensar en Dios y hablarle en cualquier parte. Por ejemplo, cuando vemos en la televisión niños sufriendo, yo he pensado en Dios y le he pedido por esos niños. Y tú, seguro que en alguna ocasión también le has pedido a Dios por aquellas personas que necesitaban de su ayuda o por otras cuestiones. Esto es hablar con Dios, es rezar.


Yo le pido a Dios por el reconocimiento y respeto de los derechos de los niños. ¿Y tú?

Haz click en el siguiente enlace:

http://www.youtube.com/watch?v=t3bqtbTWtvg&feature=related


Bueno y ahora vamos a leer el episodio de la llamada de Samuel (I Samuel 3,1-18), el muchacho que supo escuchar a Dios y hablarle:

Samuel vivía en el templo,
y servía a Dios junto al sacerdote Elías.
Un noche, oye una voz que le llama:
"¡Samuel, Samuel!"
Samuel corre ante Elías y le dice:
"Me has llamado, aquí estoy".
Elías, a punto de dormirse, le responde:
"Yo no te he llamado, vete y acuéstate".

Por segunda vez,
la voz del Señor llama a Samuel.
Samuel corre de nuevo ante Elías:
"Me has llamado y aquí estoy".
Elías le responde:
"No, yo no te he llamado, vete y acuéstate".

Por tercera vez,
la voz del Señor llama a Samuel.
Samuel va de nuevo ante Elías.
Elías comprende entonces que es el Señor
el que llama a Samuel, y le dice:
"Vuelve a acostarte
y si la voz te llama otra vez, le dirás:
Habla, Señor, que tu siervo escucha".

Samuel vuelve a acostarse,
y, como las otras veces, el Señor le llama:
"¡Samuel, Samuel!".
Samuel dice: "Habla, Señor, que tu siervo escucha".
Entonces Dios le dice que él será su mensajero.

Samuel, muy contento, se quedó en el templo con Elías,
dispuesto a servir al Señor y a escucharle.

Primer libro de Samuel, capítulo 3, vers. 1-18



¿Quieres hacer un altarcito para rezar?
Lo puedes poner donde quieras, en la mesita de tu habitación quedará genial y así todas las noches le podrás rezar al Señor.


Material necesario:

- El dibujo del altar que tienes aquí abajo. (Pincha sobre él para que la imagen se agrande y después lo puedes imprimir)
- Una cartulina.
- Colores.
- Tijeras.
- Pegamento en barra.

¿Cómo lo hacemos?
1. Primero vamos a pintar de colores el dibujo.
2. Ahora recortamos el dibujo.

3. Después se recorta un trozo de cartulina del mismo tamaño que el dibujo y se pega.

4. Por último, se marcan dos pliegues para que el altarcito se pueda sostener de pie.

5. Y, ¡ya está! ya tienes tu "altarcito para rezar".


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